jueves, 22 de diciembre de 2011

Vino, un aliado del sabor navideño (Ángela Carrasco / La Prensa)


Es necesario conocer cuál bebida acompañará la comida.

Con el menú listo para la cena, el siguiente paso para una noche especial e inolvidable es elegir el vino adecuado. Blancos, tintos, rosados o con aromas a frutas son la amplia gama de variedades de este elixir. Sin embargo, es bueno asegurarse de qué sabor acompaña mejor a los manjares navideños, entre ellos la picana, el lechón y pescado.

VINOS PARA LA CENA. Los mercados y tiendas de licores ofrecen al consumidor una extensa carta de bebidas a la hora de ir de compras; sin embargo, escoger la ideal es un problema, y más aún si no se tiene conocimiento de cuál es la indicada para cada platillo “nochebuenero”.
Según Eloy Vargas, conocedor de vinos, lo ideal para las carnes blancas, como pescados, mariscos, quesos y otros aperitivos antes de la cena, son los vinos espumosos secos, para abrir el apetito de los invitados.

“Los vinos blancos secos y con sabor a frutas son excelentes sustitutos de los vinos espumosos, que de igual manera armonizan muy bien con los mariscos crudos y pescados fritos con ensaladas”, dice Vargas.

El pavo y el pescado al horno, servidos con verduras o arroz u otras guarniciones, emparejan perfectamente con vinos blancos aromáticos y añejos por su exquisito sabor que no opaca las comidas. “Asimismo, los vinos blancos añejados en barriles van bien con pollo y trucha, así como los preparados a la parrilla”.

Si en la cena se tiene previsto servir sopa a los invitados, es ideal acompañarla con una selección de vinos tintos, jóvenes y frescos. De igual forma, este tipo de bebidas es aconsejable para brindar cuando el reloj dé las 12 campanadas.
Pero si nos aferramos a una tradicional picana o lechón al horno, un vino tinto añejo va de la mano con el sabor.

00.00 horas el 25 de diciembre, es ideal brindar con un vino tinto joven o una bebida espumosa.

50 distintas variedades de vinos hay, aproximadamente, en las tiendas locales.

Los postres también tienen sus favoritos. Los vinos espumosos, dulces o aromáticos son perfectos compañeros de los dulces ligeros, así como de los pasteles, las ensaladas de frutas y los mousses. “Sin embargo, muchos de los vinos dulces tienen sugerencias específicas de alimentos a los que acompañan”, dice Vargas.

Algunas variedades para acompañar las dulzuras navideñas: vino de Marsala, el Oporto y la Mistela, entre otros, excelentes para el chocolate y los turrones.

Como todo buen vino, para poder ser disfrutado al máximo se tiene que servir en una copa adecuada que permita apreciar su olor, sabor, color y textura.

martes, 20 de diciembre de 2011

El sabor del vino, ¿depende de la música ambiente?


La revista médica británica British Journal of Psychology publicó los resultados de un estudio que revela que la música que se escucha mientras se degusta un vino influye en el momento de describir su sabor y textura.

En la prueba que realizó el profesor Adrian North participaron 200 voluntarios divididos en cuatro grupos. A todos les ofrecieron el mismo vino, pero cada grupo escuchaba diferentes melodías mientras lo degustaba. Cinco minutos después los participantes del experimento dieron sus evaluaciones acerca de la bebida.

Resultó que el mismo vino se percibe de diferentes modos en función de la música que suena mientras se toma. Así, el 'Vals de las flores' de Chaikovski le dio al vino un sabor refinado y exquisito, el 'Carmina Burana' de Carl Orff lo hizo potente y robusto. Los que tomaban el caldo con el 'JustCan’tGetEnoughbyNouvelle', de Nouvelle Vague, lo encontraron "refrescantemente ácido". Suave y dulce fue la descripción del vino del grupo que oyó 'SlowBreakdown' de Michael Brook.

"Estos resultados indican que la función simbólica de los estímulos auditivos [en este caso la música] puede influir en la percepción de otras modalidades [en este caso el gusto]. Es más, los participantes parecían percibir el sabor del vino de una manera consistente con las connotaciones musicales", explicó North.(Fuente: RT)

domingo, 11 de diciembre de 2011

Producción de vino en Chivisivi, La Paz - (Alejandra Pau/Página 7)


La hacienda de Chivisivi huele a fruta. Entre sus arcos y por sus corredores -que muestran pinturas murales y delicados acabados- los franciscanos, un presidente y una familia dedicada a hacer vino y singani escribieron parte de la historia de sus vidas entre sus muros y viñedos. Hoy es una de las pocas propiedades, sino la única, de Sapahaqui que mantiene la misma producción desde hace 100 años.

Se presume que la hacienda de Chivisivi se construyó durante la Colonia y que fue un convento franciscano. En 1840 perteneció al mariscal José Ballivián, en ese momento presidente de Bolivia, mandatario al que se le atribuye, erróneamente, la propiedad de otras haciendas aledañas.

En 1906, la hacienda -que pertenecía a doña Eulalia Criales de Castañeda- fue vendida a Rodolfo Aramayo Zapata, cuyos descendientes continúan siendo sus propietarios.

Un siglo de vino e historia

Imponente y con alrededor de 40 ambientes -compuestos por habitaciones, comedores y salones de fiesta-, la hacienda se levanta en el horizonte a 2.800 metros de altura sobre el nivel del mar.

Rodolfo Aramayo se dedicó exclusivamente a la producción de vino, singani y vinagre, convirtiendo esta actividad en una tradición. Actualmente su nieto, José Luis Aramayo, está a cargo de la hacienda para preservar -aunque con contratiempos- las bodegas y falcas. Además, ha implantado nuevas viñas con nuevas variedades de vid, tanto de mesa como aptas para el vino.

Pocos saben que en sus inicios aquellas 200 hectáreas que tenía la hacienda, y de la que hoy quedan cuatro -tres dedicadas al cultivo y mejoramiento de uva y una donde está asentada la casa-, estaban a cargo de una mujer la mayor parte del tiempo. Se trataba de la esposa de don Rodolfo, María Zapata de Aramayo.

“Una mujer de carácter impetuoso, justo y fuerte”, dice su nieto José Luis, que a los diez años ya trabajaba en el lugar.

Una isla en el desierto

“Antes, todo lo que está a la vista eran viñedos. Hoy todas las plantaciones son de pera, lo único que queda de ellos, como una isla en el desierto, es lo nuestro”, dice José Luis Aramayo desde uno de los balcones de Chivisivi, mientras un aire cálido pasa tranquilo y mueve las hojas de los árboles de ciruelo que rodean la casa.

La misma sensación única se produce en el comedor o en los salones de visita. Se retrocede en el tiempo y parece que en cualquier momento las personas de las fotografías antiguas entrarán por alguna puerta, ataviadas y elegantes, según la moda de principios del siglo XX. Pensar en un museo es inevitable al ver el grueso papel tapiz que cubre los muros, sus tinas o sus camas de madera palo de rosa.

Lo mismo sucede en la oficina principal, donde la computadora no ha llegado. En su lugar aún se utilizan máquinas de escribir. En ese ambiente la aún funcional caja fuerte parece guardar algo más que dinero: historias. Al lado está una máquina cajera ubicada justo al frente de un teléfono antiquísimo que servía para comunicarse a todas las haciendas del área marcando en código morse.

Cosecha y producción artesanal

Fue entre los jardines, viñedos y fiestas de salón que los padres de José Luis Aramayo se enamoraron.

Hace varios años, el actual responsable de la hacienda y los viñedos dejó sus actividades en La Paz para vivir en Chivisivi, lugar en el que de niño aprendió a montar a caballo y explorar los cerros.

Hoy, junto a algunos trabajadores, elabora vino oporto y cabernet souvignon, además de singani. Ambas bebidas se comercializan en ferias bajo la marca Chivisivi.

Según Aramayo, actualmente su vino tipo cabernet es el único que se produce en La Paz.

Todas las bebidas se producen a 2.800 metros de altura.

Los otros productos que elaboran son el vinagre uva y manzana que se venden en los supermercados y tiendas.

Todos ellos se logran de las variedades producidas en la hacienda, seleccionadas de uva blanca como Moscatel de Alejandría, negra (Alfonso Lavalle), Vischoqueña, Moscatel de Hamburgo, Burdeos y las variedades Cabernet Sauvignon.

El agua que interviene en el proceso de riego de los viñedos viaja ocho kilómetros desde el río de Sapahaqui, ya que la zona no cuenta con este recurso.

La producción de vino al año oscila entre 6.000 a 8.000 litros. Con ellos se logran alrededor de 8.000 botellas.

Cerca a los viñedos se habilitaron dos ambientes, donde se pisa la uva a ritmo de música, charla y vino. Luego pasan a las puntallas, donde se almacena el jugo y de ahí a las cubas de roble centenario para su fermentación.

Antes de embotellar, encorchar y etiquetar el vino en forma manual, la bebida pasa un tiempo en los barriles de las bodegas de reposo.

“Aquí todo tiene 100 años o más. Mi sueño en el presente es producir un buen vino y que mi marca esté en el mercado, porque lo que se gana sólo se recupera para volver a completar en ciclo de producción”, confiesa Aramayo.

Desde hace más de 100 años la producción de vino, singani y vinagre ha mantenido la hacienda en pie. Hoy lo sigue haciendo guardando en cada pasillo, mural, puerta antigua, cuba y barril la historia menos conocida de uno de los más antiguos vinos producidos en las alturas de los valles paceños.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

¡Putos vinos!


No sabemos nada sobre su calidad, pero no deja llamar la atención su presentación. Y es que en un mercado tan competitivo, como lo es el de los vinos, productos con nombres tan atrevidos como los de la foto se han ganado un pequeño nicho entre cierto tipo de consumidores.

Probablemente estos vinos jamás ingresen al altar de los grandes, pero existen y los mostramos.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Para conservarlos mejor....



1. Mantén las botellas en un lugar oscuro. Los rayos UV pueden arruinar el vino. Si no puedes mantenerlos en un lugar oscuro puedes envolverlos con una tela o simplemente mantenerlos en una caja.

2. Mantén las botellas echadas. Si es un vino que tiene corcho, las botellas deben ir echadas para que el corcho no se seque y se arruine el vino.

3. La temperatura debe ser constante, lo ideal es que no suba de 20 grados y que la variación sea menor a 3 grados.

4. No muevas a los vinos. Intenta guardarlos de tal manera que no necesites moverlos desde el momento en que guardas el vino hasta que decides tomarlos.

5. Mantén el vino aislado de otros aromas, pueden contaminar al vino y arruinarlo.

6. Guarda el vino por un tiempo apropiado. Los vinos que no son reserva normalmente se deben beber durante el año ya que no mejorarán con la guarda. Los vinos reserva pueden guardarse entre 2-5 años.

7. Antes de consumir los vinos de que has guardado asegurate de ponerlos a la temperatura que corresponde y airearlos.

(Gentileza de "Campos de Solana")