miércoles, 31 de agosto de 2011

Vino y deseo sexual

Ilustración: Ulises
El vino y la sexualidad han ido siempre de la mano. Cuenta la mitología griega que esta bebida surgió de una lágrima de Dionisio -Baco para los romanos-, que se convirtió así en el Dios del vino y la fertilidad. Sin embargo, sus efectos reales sobre el comportamiento sexual de quien lo toma no han sido muy estudiados por la ciencia. Para comprobar si efectivamente Baco hace honor a los cargos que ostenta, un equipo de investigadores italianos ha analizado la relación entre la ingesta de vino y la función sexual en un grupo de mujeres sanas. Y, según sus conclusiones, el Dios mitológico puede llevar con orgullo la relación entre vino y fertilidad.
Mientras que algunos trabajos previos ya habían vinculado el vino con una mejor respuesta sexual en los hombres, nadie se había preocupado de ver qué pasaba en el sexo femenino. Los autores de esta investigación, de las Universidades de Torino y de Florencia (Italia), han evaluado este último caso en 798 mujeres de la región de la Toscana. A las participantes, que llevaban más de tres meses en una relación estable, las dividieron en tres grupos. El primero estaba formado por aquellas que tomaban una o dos copas de vino al día (consumo moderado), el segundo grupo eran abstemias y el tercer grupo lo componían 'bebedoras ocasionales', que ingerían esporádicamente, pero menos de un vaso diario.

Asimismo, todas tuvieron que rellenar el cuestionario del Índice de la Función Sexual Femenina (FSFI), una escala aceptada internacionalmente que evalúa la sexualidad de las mujeres a través de 19 preguntas repartidas en seis categorías: deseo, excitación subjetiva, lubricación, orgasmo, satisfacción y dolor.

Sus conclusiones, publicadas en la revista 'Journal of Sexual Medicine', muestran que aquellas mujeres que bebían una o dos copas de vino tinto diarias obtenían mejores puntuaciones en el deseo sexual, en la lubricación y en la función sexual general que las participantes de los otros dos grupos. Pero este alcohol no afectaba a los otros parámetros de la sexualidad femenina.
A pesar del hallazgo, los investigadores reconocen "que los mecanismos sobre cómo actúa esta bebida en la respuesta sexual de las mujeres no se conocen y hay que hacer más estudios sobre el tema".

Las hipótesis

Una de las hipótesis es que sean los polifenoles (uno de los componentes del vino) los responsables de esta mejoría sexual. El vino tinto contiene más polifenoles que otros vinos y que otras bebidas alcohólicas, lo que podría explicar la diferencia observada entre las mujeres de los tres grupos.
Por otro lado, existen evidencias de que los flavonoides (otro de los componentes del vino) podrían mejorar la función endotelial, aunque su mecanismo de acción aún no se comprende bien. Al mejorar la actuación del endotelio, se facilita la vasodilatación arterial y todo el conjunto tiene efectos positivos en las relaciones sexuales.

A pesar de que existe la creencia general de que el alcohol desinhibe a las mujeres y las hace más receptivas hacia el sexo, esto es cierto sólo en un pequeño número de ellas. La investigación italiana es una de las primeras en demostrar científicamente que un consumo moderado de la bebida de Baco tiene efectos beneficiosos en los momentos de placer en la intimidad. Esta propiedad saludable del vino se suma a las otras que tiene y que han sido ampliamente demostradas, como que reduce la enfermedad coronaria y la mortalidad. (Isabel F. Lantigua - elmundo.es)

domingo, 28 de agosto de 2011

Vino Lexicón (F-G-H)



Fatigado. Mareado. Cuando no ha transcurrido el tiempo necesario para que el vino se haya recuperado de la elaboración.

Fermentación alcohólica. La que realizan varias especies de levaduras, y que transforman los azúcares del mosto de la uva en alcohol, anhídrido carbónico, glicerina, y otro elevado número de sustancias.

Fino. Tipo de vino generoso de crianza biológica que se obtiene de las Denominaciones de Origen de Jerez, Montilla-Moriles y Condado de Huelva.

Flor. Conjunto de levaduras responsables de la crianza biológica de los vinos finos (levaduras de flor). La “flor”, también llamada “velo”, se desarrolla en la superficie del vino de forma espontánea.

Floral. Aplicado a los aromas de algunos vinos que recuerdan el perfume de las flores.

Fresco. Vino con adecuada acidez; que produce sensación de frescura en la boca.

Frutal. Vino que presenta diferentes aromas de frutas, con predominio de los aromas primarios.

Fuerte. Vino con caracteres de alcohol y cuerpo muy marcados.


Gama. Un nuevo despliegue de aromas en cada sorbo.

Gasificado. Vino con alto contenido en gas carbónico exógeno, es decir, no originado por el propio vino, sino añadido artificialmente.

Gerianol. Olor que recuerda al de las hojas de geranio, producido por degeneración del ácido sórbico.

Glicérico. Vino suave, de buen paso en boca.

Gran Reserva. Expresión que define ciertos periodos mínimos de crianza en los vinos. Para poder ser calificado como gran reserva, un vino tinto debe envejecer al menos durante 24 meses en barrica de roble y otros 36 meses también como mínimo en botella.


Hectárea. Medida de superficie equivalente a 10 000 metros cuadrados.

 Hollejo. Piel que envuelve la pulpa o parte carnosa de la uva. Sinónimos: orujo, casca.

viernes, 26 de agosto de 2011

"Vino de honor"


Universalmente, se suele coronar importantes actos con una copa de vino. En la fotografía, el catedrático en varias casas de estudios superiores, Paul Antonio Coca Suárez Arana y el ex Vicepresidente de la República, Víctor Hugo Cárdenas, celebrando luego de la presentación del libro del primero.

jueves, 18 de agosto de 2011

Vino lexicón (B-C-E)


Barrica. Recipiente de madera de roble que se emplea para la crianza del vino.
Botrytis. Hongo microscópico responsable de la podredumbre blanca de la uva. En ciertas uvas centroeuropeas da lugar a la podredumbre noble, que origina vinos especiales muy valorados.
Bouquet. Conjunto de sensaciones olfativas de un vino de crianza en su punto óptimo.
Brillante. Vino que al trasluz se presenta limpio y transparente.
Brut. Vino espumoso natural que contiene una proporción de azúcar inferior a 15 g/l.

Carácter.  Personalidad o singularidad de un vino. “Con carácter” se aplica a los vinos que ejercen una viva y grata impresión.
Carnoso. Vino con cuerpo y bien conjuntado que produce una amplia impresión física en la boca.
Cata. Acción de valorar el vino por medio de los sentidos, de forma técnica, analítica y objetiva. No debe ser confundida con la degustación.
Chaptalización. Acción de añadir azúcar al mosto. Práctica prohibida en España, desarrollada por el francés Chaptal.
Clarificación. Práctica enológica destinada a la eliminación de determinadas sustancias existentes en el vino en solución verdadera, o, la mayor parte de las veces, en suspensión coloidal.
Corcho. Conjunto de células muertas que forman la corteza de algunos árboles, en especial del alcornoque, utilizado para la elaboración de tapones.  Vino “acorchado”: con olores y sabores muy desagradables debidos a la contaminación del vino con sustancias del tapón, generalmente se trata de ciertos hongos que han contaminado el corcho.
Corona. La que forman las burbujas de un bien espumoso en la copa al llegar a la superficie.
Corto. Vino con caracteres gustativos o aromáticos fugaces o poco intensos.
Crianza. Proceso controlado de envejecimiento y maduración de un vino. Se suele aplicar de forma genérica a todos los vinos sometidos a modificaciones positivas o negativas con el paso del tiempo.
Cuvée. Término refinado que define la mezcla de diferentes vinos.

Elaboración. Tratamiento del vino desde el lagar hasta el embotellado.

lunes, 15 de agosto de 2011

La banda australiana AC/DC pondrá a la venta su propia colección de vinos


EFE (Sydney)

La banda de rock australiana AC/DC sacará a la venta una exclusiva colección de vinos con el nombre de algunas de sus canciones más conocidas.

Back In Black Shiraz, You Shook Me All Night Long Moscato, Highway To Hell Cabernet Sauvignon o Hells Bells Sauvignon Blanc son los nombres que tendrán las bebidas elaboradas por la bodega australiana Warburn Estatede con la firma de la banda liderada por los hermanos Young, informan los medios locales.

Aún no se ha desvelado el precio de esta colección de licores exclusivos que se podrá a la venta a partir del 18 de agosto en varias licorerías de Australia "Esto es un fenómeno mundial, pero primero queremos centrarnos en nuestro mercado local", afirmó Steve Donohue, gerente de las licorerías Woolworths.

AC/DC, con más de 200 millones de álbumes vendidos, fue formada en 1973 por los hermanos escoceses Angus y Malcolm Young en Sidney.

Vino Lexicón (A)


Abierto. Dícese del vino con poca densidad de color o que, con los años, ha perdido su color intenso.

Abocado. Dícese del vino moderadamente dulce con una cantidad de azúcar residual que oscila entre 5 y 15 gramos.

Acerado. Se dice de un vino blanco, joven, que exhibe reflejos metálicos, grises, como el acero.

Acerbo. Vino acídulo y agraz que contiene una cantidad excesiva de ácido málico y tartárico, procedente de uvas poco maduras.

Acético. Se dice de un vino picado o afectado por las bacterias que causan el avinagramiento.

Ácido. Sustancia constitutiva de los vinos. Hay muchos que se detectan fácilmente en la cata: el tartárico, el málico, el cítrico y el acético.

Afrutado. Dícese del vino que exhibe aromas de frutas (durazno, plátano, frutilla, ciruela, mora, mango, manzana, etc.). El riesling (blanco) y el beaujolais (tinto) son afrutados.

Agresivo. Se dice de un vino demasiado duro (ácido y tánico) que ataca desagradablemente las papilas.

Agrio. Adjetivo que corresponde a un vino enfermo, dominado por la acidez acética, cuyo aroma evoca al vinagre.

Aguado. Se dice de los vinos pobres, diluidos, faltos de pigmento, de aroma, de fruta, de extracto, de vinosidad y de acidez.

Amaderado. Dícese del vino que ha estado demasiado tiempo en una barrica de roble.

Ambarino. Color amarillo denso con reflejos dorados, característico de ciertos vinos generosos o licorosos.

Ardiente. Vino con expresiva riqueza alcohólica. En la degustación produce una sensación de ardor.

Armónico. Dícese de un vino que tiene carácter, es completo, lleno, bien armado, vigoroso y redondo.

Aromático. Vino fragante, que exhibe una amplia gama de aromas.

Aspereza o áspero. Defecto de un vino, debido a la mala maduración de la uva vinificada.

Astringencia. Sensación de origen químico que provoca una contracción de las papilas, pone los labios tirantes, corta la salivación y produce una sensación rasposa en la lengua y el paladar.

Azúcar residual. Eufemismo para designar la presencia de azúcar en el vino. Sólo las cosechas de gran valor a partir de uvas seleccionadas, cuyo mosto contiene tanta glucosa natural que no se puede fermentar completamente, contienen auténtico azúcar residual. 


FUENTE: "MIL VINOS DE TODO EL MUNDO".

jueves, 11 de agosto de 2011

Sobre los enredos del sexo: las comedias de Rodrigo Ayala (Mauricio Souza)


Día de boda (2008) e Historias de vino, singani y alcoba (2009) son las dos primeras partes de una anunciada trilogía de comedias de Rodrigo Ayala. En ellas, el director busca algo concreto: trazar enredos, construir confusiones, tramar trampas en torno a un repertorio de personajes más bien abundante y siempre móvil (pues éste, en parte, es un tipo de comedia que exige el desplazamiento constante,  el “fuera de lugar”, la confusión espacial de sus personajes que, paradójicamente, nunca salen de los mismos espacios). Y, al hacerlo, Ayala intenta a la vez dar cuenta de un universo cultural específico: la Tarija algo provincial de la clase media-alta, esa conformada por políticos (cuando no pedían asilo en otros países), “profesionales” y “buenas familias”.

Se trata, en suma, de un intento de aclimatar como comentario social las pautas de lo que, tradicionalmente, se llama “screwball comedy”. De este género, retoma varios de sus ingredientes: el uso de tipos (siempre cercanos al estereotipo), su desconfianza de los silencios y momentos muertos (pues es un tipo de comedia que rehúye la inactividad o contemplación), su uso de los rituales del cortejo y de la esperanza del matrimonio como motores narrativos.

De estos dos primeros capítulos de la trilogía, el que mejor funciona es el segundo, lo que habla, sin duda, de un aprendizaje. Aunque correcto ejercicio de género, en Día de boda terminan dominando aquellas que no sino las limitaciones del ejercicio y su producción (actores no profesionales, de trabajo desparejo; música algo obvia). Además, aunque no carezca de buenos momentos, su guión se distrae en los desplazamientos (del raptado padre de la novia) y, al final, se apura demasiado tratando de cerrar sus asuntos.

 Historias de vino, singani y alcoba –además del tenue hilo conductor anunciado por el título– ofrece una serie de viñetas independientes en torno a lo que es una antropología de clase, retratada en sus rituales de apareamiento. De estas historias, unas funcionan mejor que otras, quizá a partir de un hecho: son mejores aquellas en las que Ayala no intenta atar todos los cabos o trazar una moraleja demasiado explícita. Por eso, por ejemplo, me parece que los relatos más breves son los más logrados: la negociación en un motel, previo intercambio sexual, entre un catedrático y su alumna por la nota que ameritará ese mismo intercambio (escena que se torna brutal por la naturalidad algo distraída, casi de regateo con la caserita, que la caracteriza). O la historia de la pareja camino a su primera relación sexual y que, del lado masculino, supone absorber en el camino previo una serie perlas de la sabiduría “viril” masculina.

En general, estas películas de Ayala rondan un mismo modo o exploran un mismo mecanismo (ya presente en el género): la distancia entre aquello que se dice y lo que se hace. Esta distancia no es sino la que una clásica definición llama ideología: decimos hacer algo mientras hacemos otra cosa. En el caso de sus películas, esa distancia tiene que ver con el discurso patriarcal de bar (y sus groseras exageraciones) y la simple realidad (o banalidad) de las transacciones amorosas-sexuales.

Obviamente, reclamarle a estas películas que no sean algo que no quieren ser acaba convirtiéndose en un gesto no sólo narcisista sino inútil. Son comedias, son ligeras, suponen enredos y tipos. Y, como lo que son, ocupan un lugar entre las recientes exploraciones del cine boliviano.

lunes, 8 de agosto de 2011

Desde el jueves 11, el DVD en las calles


El jueves 11 de agosto será puesto a la venta al público, en general, a Bs. 20, el DVD de la película boliviana "Historias de vino, singani y alcoba". ¡Que la disfrutes!

viernes, 5 de agosto de 2011

Quien bebe vino, vive menos...

· Menos triste.
· Menos deprimido.
· Menos tenso.
· Menos peleado con la vida.
· Menos enfermo del corazón.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Rodrigo Ayala y el cine "provinciano" (Fernando Molina)



Apartado de los mercados culturales; entregado al veredicto de unas pequeñas élites que sólo reconocen las obras que pueden ser consumidas por mediación suya, es decir, a través de una interpretación erudita o político-ideológica que se halle a su cargo, el arte narrativo boliviano, tanto escrito como filmado, ha tenido hasta ahora muy pocas posibilidades de desarrollo.

Más que contar una historia, lo que la mayoría de los autores pretende hacer es afectar las clasificaciones teórico-históricas de los críticos, y entonces abundan los proyectos de “primeras novelas” o “primeras películas” en tal o cual área; la primera película boliviana de terror, la primera novela boliviana de ciencia ficción, el primer filme tarijeño o chuquisaqueño, etc.

Cada vez que vamos al cine u ojeamos una novela nacional, podemos presentir esta interlocución casi enfática entre el director o el escritor y un grupo más o menos entrevisto de críticos y periodistas, sus pares, para quienes escriben o filman, y a quienes desean persuadir no tanto con el argumento de su talento --que podría postularse como un valor universal--, sino con su capacidad para trasplantar a Bolivia, y aclimatar en ella, eso que autores y críticos admiran por igual.

Así tenemos, en general, un arte que se hace valioso cuando emite una señal de que parece “contemporáneo” e “internacional”, es decir, que copia bien las iniciativas vanguardistas de Europa y Estados Unidos.

Ésta es la forma particular que tienen las élites culturales de reproducir la actitud de las otras élites nacionales, las económicas. Al final, de ellas se desprenden y con ellas conviven, aunque sea en el papel, acordado silenciosamente entre ambas, de contrapunto crítico.

Para ambos tipos de élites, Bolivia es muy poca cosa, por lo que aspiran a otras formas de organización social y a otros estilos de vida, pero no solamente para sumarse a ellos, sino también para importarlos y aplicarlos aquí como modelos.

Por supuesto, no quiero decir otra cosa, las importaciones son inevitables, pues nunca nada puede ser totalmente endógeno; el problema está en que se crea que además son panaceas que transformarán radical y vertiginosamente la realidad pequeña, triste y carenciada que nos es propia. Esto ocurre en economía, cuando se importan las recetas neoliberales o estatistas, y en arte cuando se pretende hacer “la primera” película o novela de tal o cual tipo.

Luego la panacea no funciona, claro, y entonces se sucede la desilusión: las élites económicas se vuelven a convencer de que el país “no está preparado” para su grandeza; y las culturales, que todos sus componentes son genios incomprendidos.

No existe un gesto más provinciano que éste: sentir que las verdaderas necesidades del entorno, ya realizadas hace tanto por los demás países, deben dejarse de lado porque son demasiado pedestres para uno. No hay nada más provinciano que buscar en cambio “ser otro”.

Aquí residen las causas profundas de la injusta saña con que alguna crítica ha acogido las dos comedias de Rodrigo Ayala, Día de boda (2008) e Historias de vino, singani y alcoba (2009), puesto que ellas: a) no apelan a un reconocimiento ni una interpretación consagrada de parte de los intelectuales, periodistas y críticos; b) no pretenden impactar sobre los pares de su director, es decir, sobre los demás artistas bolivianos, con la aplicación de algún paradigma externo admirado por todos; c) no quieren negar, maquillar o sofisticar la realidad nacional que a estas élites les resulta, como hemos visto, pedestre.
  
En otras palabras, son parte de lo que esta crítica considera “cine provinciano”, pero sólo porque sus valores (los valores de la crítica) son en verdad provincianos, es decir, mirarse en las vanguardias extranjeras.

Las películas de Ayala son particularmente irritantes para los esquemas provincianos del cine nacional porque no pretenden hacer un cine “con mensaje”, de “corriente”, es decir, diseñado para triunfar en los premios internacionales y de espaldas al público real. Tampoco son películas puramente comerciales, porque las condiciones bolivianas no permiten competir desde ese punto de vista, y no tendría sentido para el director o su equipo de producción.

Son películas que pretenden narrar, no simbolizar, el referente y la subjetividad de sus responsables, lo que requiere una combinación entre conocimiento de los valores y percepciones del público, y el talento artístico de los autores. Ésta es la función básica del arte y sólo cuando se realiza plenamente es posible que se den, ulteriormente, elaboraciones y/o alteraciones vanguardistas.

Otro asunto es que estas comedias lo logren plenamente o no. Se trata de intentos valiosos, justamente porque carecen de los complejos anotados, pero también de intentos más o menos fallidos. Aunque en arte los éxitos se cuentan con los dedos de una mano y entonces lo que en verdad interesa no es si se fracasa o no, sino en qué área y con qué probabilidades de evolución posterior.

El esfuerzo de Ayala tiene un gran potencial para que en algún momento su cine llegue a contar, con una claridad que no se ha tenido desde los logros de Jorge Sanjinés y Antonio Eguino en los años 70, una historia “propia”, lo que no quiere decir “boliviana”, sino “auténtica”, verdaderamente sentida y pensada por el propio Ayala, en tanto autor de la misma. Un cine que no intente ser “el primero” en tal o cual área, sino genuina expresión del propio Ayala. El cual, claro, lleva en sí determinantes culturales, geográficos, etc.
Ayala tiene este potencial por su capacidad narrativa y su desprejuicio respecto de los mitos y tabúes del “cine de autor” boliviano. Si no lo ha logrado aún es porque lo bueno también viene con lo malo: la fecundidad viene con cierto apresuramiento en el trabajo y la vocación de llegar al mercado deriva a veces en malas decisiones, como la de moverse en los marcos de la comedia tradicional. Ayala, que cuenta con una indudable pericia técnica para contar, no ha encontrado en la comedia el canal adecuado para expresarse. Es posible que sus virtudes intelectuales y creativas se expresen con una voz más segura y acertada en géneros que sean más compatibles y desafiantes para ellas. Para lo cual, como primer paso, Ayala mismo tiene que reevaluar su propio perfil, sacando a relucir algunas capacidades (su conocimiento sociológico e histórico, su siempre afilada intuición política) que ahora aparecen como secundarias.

Se trata de un necesario proceso de maduración que, si tenemos suerte, puede dar como resultado a un creador audiovisual de primerísimo nivel, por lo menos si sabe mantener su propia mirada, incluso en contra de la tremenda adversidad de una crítica frívola, sumaria, partidaria e implacable como la que debe enfrentar. Si sabe mirar sin que lo ayuden a ello las élites culturales, sino con sus propios ojos.